A R G E N T I N A
EL CENTINELA DE LA PAZ
PRIMER MONUMENTO A LA PAZ INTERNACIONAL DEL MUNDO - 13 marzo 1904
En octubre de 1900, el Papa León XIII dictó la Enciclica "Tametsi Futura" de Cristo Redentor: "Deber de la Iglesia es defender y propagar en la tierra el Reino del Hijo de Dios"(83). Dedicó el siglo XX al Cristo Redentor" "...ante las circunstancias actuales, debemos redoblar Nuestros esfuerzos y propagar ahora, con ocasión del Año Santo, el conocimiento y el amor de Jesucristo, enseñando, persuadiendo y exhortando Nosotros el verdadero amor al Dios Nuestro Señor" (83.3-5); "La Cruz es el estandarte perpetuo para seguir a Cristo" (83.30-31)Repetía el versículo de San Juan "Si yo fuera alzado en la tierra, todo lo traeré a mí mismo".
Enseguida obispos, parroquias y poblaciones quisieron levantar estatuas al Divino Reformador del género humano. (Recordemos que el Cristo Redentor de nuestra Catedral de Córdoba fue instaurado en 1901).
El
Obispo de Cuyo Mons. Marcolino Benavente, dio a conocer su hermosa idea de
erigir una estatua a Cristo Redentor en los Andes,
por medio de su carta pastoral sobre la “Era Cristiana”, de fecha 1 de
noviembre de 1900, cuyos párrafos relativos a dicha estatua dicen :
“La
forma que hemos determinado para manifestar la fe y la gratitud, es erigir una
estatua colosal en la cumbre de los Andes a Cristo Redentor. Pobre homenaje es
cierto, pero de gran significado. Ese bronce hablará perpetuamente de nuestro
reconocimiento a su soberanía, y recordará a las generaciones futuras, como al
viajero que cruce los Andes , el gran Civilizador de los pueblos, el insigne
Libertador de las naciones, el Salvador del mundo y evocará a los hombres el mensaje de PAZ y de AMOR que Él trajo al mundo.…” (Esta diócesis comprendía San Juan, Mendoza, San Luis y el territorio de Neuquén)
“Este acto solemne que pensamos realizar, significa también una súplica
perenne al DIOS de la PAZ, pidiendo la unión y concordia entre todas las
naciones del continente americano, máxime entre aquellas cuyas
vinculaciones de origen y de fe, ligan más íntimamente nuestro afecto, y entre
éstas, aquellas con quienes unida la Argentina, mezcló su sangre en los
memorables días de la independencia nacional, unión que dio por resultado la
libertad de medio continente, unión que de estrecharse más y más por la
comunidad de sangre, de idioma, de religión y de intereses; que tienda su
mirada misericordiosa y derrame sus bendiciones sobre la Iglesia y su Vicario,
sobre todo el universo y el siglo que comienza” ---
----Habiendo sobrevenido la paz, el Obispo de Cuyo y los delegados
chilenos de la paz, convinieron en que el monumento fuera costeado por
las dos repúblicas y que se levantase en la línea divisoria de ambos países.
Los gobiernos respectivos aceptaron la estatua como monumento de la Paz Internacional,
acordando asistir a la inauguración del mismo.”---
---Al pie de la estatua se arregló un elegante altar. El arzobispo de Buenos
Aires Mons. Mariano Antonio Espinosa rezó las preces litúrgicas de la bendición
del monumento, después de descorrido el lienzo que lo cubría, por los ministros
de Relaciones Exteriores de la Argentina y de Chile. De nuevo se oyeron
dianas, las tropas presentaron las armas, la artillería hizo salvas y la
concurrencia prorrumpió en prolongados aplausos. Celebró luego la Misa el
arzobispo Mons. Espinosa; y una vez terminada, pronunciaron elocuentes
discursos Mons. Ramón Jara, obispo de Ancud (Chile) y el Pbro,. Dr. Pablo
Cabrera, (Argentina), cura de la parroquia del Pilar, en la ciudad de
Córdoba.----
---El
Excmo. Sr. Arzobispo Mons. Espiosa dirigió a su Su Santidad el Papa Pío X el siguiente
telegrama:
“Cumpliendo el programa de Vuestra Santidad en su primer
Encíclica “Instaurare Omnia in Christo”, acabamos de bendecir
en la cumbre de la Cordillera de los Andes, la estatua colosal de Cristo
Redentor, Monumento Internacional de Paz entre Chile y la Argentina, con
representación de Gobiernos, Obispos y concurrencia de ambos países.
Bendíganos.”—
Fue contestado en la siguiente forma :
“Roma. Marzo 16 de 1904 – Deseando que inauguración estatua colosal Cristo
Redentor sobre cumbre Cordillera Andes asegure paz entre Chile y Argentina. Su
Santidad bendice autoridades, clero y fieles que han asistido al acto solemne.
– Cardenal Merry del Val”—
PRIMERA MISA REZADA EN ESTAS ALTURAS ANDINAS. |
- "JESUCRISTO ES NO SÓLO EL AUTOR Y EL PRÍNCIPE DE LA PAZ, SINO LA PAZ MISMA, LA PAZ DEL GÉNERO HUMANO"- "QUE BELLA Y FECUNDA ES LA CARRERA DE LOS QUE EVANGELIZAN LA PAZ" |
LA ESTATUA Y SU SIGNIFICADO - ITINERARIO DE SU TRASLADO. EMPLAZADO A 4200 MTS- EN EL MONTE ELENA |
Rostro de expresión serena
Mano derecha bendice al mundo |
En el brazo izquierdo sostiene la Cruz |
Fotos por Delia Cabrera
UBICADO JUSTO EN EL LÍMITE ARGENTINA - CHILE |
En 1904 ya existía una Asociación Sudamericana de Paz Universal
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SAN PÍO X PRIMER MÁRTIR
Quien en su vida personal supo subordinar y sacrificar todo lo humano a su sacerdocio, en su pontificado fue el gran propugnador de la primacía del Espíritu. Tomó por lema "INSTAURARE OMNIA IN CHRISTO” Eph.1, 10 (La mayúscula es mía)
Quiso restaurar todas las cosas de Cristo. No en palabras, sabiduría o poderes humanos, sino en Cristo Jesús, único fundamento posible (1 Cor. 3.11) y única piedra angular, (Act. 4,11, Eph.. 2, 20) . Como San Pablo, se presentó “en flaqueza, en temor y en temblor grande” (Cor. 2, 3) El Papado le pareció carga ingente y excesiva para sus hombros, lo aceptó como una cruz, llorando con el alma rota. Abrazado a la Voluntad Divina subió al solio pontificio al que repetidamente llamará su Calvario. Era el culminar de una vida sacerdotal. A partir de la ordenación “comenzarás a recorrer el camino del Calvario, que es el único que lleva al monte Tabor –escribía a un joven sacerdote-, entonces comprenderás que la vida del sacerdote es una vida de sacrificio.”
Como San Pablo, sólo supo a Cristo y Cristo crucificado. Y Cristo fue en él la fuerza y la sabiduría de Dios (1 Cor.1, 24)
¿Fue Pío X el Papa que necesitaba el presuntuoso siglo XX ?
La historia se ha encargado de responder categóricamente. La huella de su pontificado es indeleble. La glorificación de hoy, el sello oficial.
Era la lección que necesitaba el mundo. No la quiso aprender y cautivo en su progreso, víctima de su ciencia, el hombre gime hoy en la angustia de su espanto. (Subrayado mío)
Mientras doblan a gloria las campanas de Roma, en himno jubiloso al Santo Pontífice, sus lenguas parecen desgranar en lenguaje universal, la eterna verdad.
“Nisi Dominus aedificaverit domum, in vanum laboraverunt qui aedificant eam.”
(Fue escrito para su coronación- En este día las campanas tañen a duelo, y el mundo llora)
Andrés E. de Mañaricua
“PIO X” : por NELLO VIAN (de la Biblioteca Vaticana)
Extraído del Prólogo del Prof. Andrés E. de Mañaricúa.- Bilbao-España-1954.
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De San PIO X
No, es necesario decirlo de nuevo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en los que cada uno se erige en doctor y legislador..., no se levantará la ciudad sino como Dios la ha levantado, no se edificará la sociedad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige sus trabajos.
No, la civilización no está para inventar, ni la ciudad nueva para construir en las nubes. Ha existido, existe; es la civilización cristiana, es la CIUDAD CATÓLICA. No se trata más que de instaurarla y restaurarla sobre sus naturales y divinos fundamentos contra los ataques, siempre renovados de la utopía nociva, de la rebeldía y de la impiedad: "OMNIA INSTAURARE IN CHRISTO" (carta sobre "Le Sillon" - 25.8.1910)
"DUM EUROPA" de San Pío X - (2 de agosto
de 1914) última exhortación a todos los católicos del mundo para
implorar detener la guerra europea; la GRAN GUERRA, espantosa e inhumana.
Y llegó el último grito de su angustia y de su dolor: la conmovedora
"Exhortación a los católicos de todo el mundo, que el 2 de agosto -el día
del gran "Perdón de Asís"- lanzaba en medio del torbellino de odio
salvaje que aniquilaba tanta flor de juventud y desgarraba tantas vidas
humanas.
En esta exhortación -voz implorante y dolorida de su alma de
Padre y de Pastor de todas las gentes- con amargura en el corazón decía:
"Cuando casi toda Europa está arrastrada por el torbellino de
una funestísima guerra, cuyos peligros, cuyos estragos y cuyas consecuencias
nadie puede pensar sin sentirse oprimido por el dolor o por el espanto. Nos no
podemos dejar de preocuparnos también , y no podemos dejar de sentir que se nos
desgarra el alma con el dolor más amargo, por la salvación y la vida de tantos
cristianos y de tantos pueblos como llevamos en el corazón."
"Entre tan graves angustias, sentimos y comprendemos bien lo que
Nos exige la caridad de Padre y el ministerio apostólico: elevar los ánimos a
Aquél de quien únicamente puede llegarnos la ayuda, a Cristo, Príncipe de la
Paz y Mediador poderosísimo de los hombres cerca de Dios"
"Por consiguiente, exhortamos a los Católicos de todo el mundo a
que recurran confiadamente a su trono de gracia y de misericordia; que al
frente de ellos estén los sacerdotes con su ejemplo, celebrando, en sus
respectivas parroquias, con la autorización de su Obispo, oraciones públicas
para obtener que Dios, movido de Piedad, aleje cuanto antes las funestas
antorchas de la guerra e inspire a los regidores supremos de las Naciones
pensamientos de paz y no de aflicción."
Desde el Vaticano, 2 de agosto de 1914. Pius Papa X
Era su última imploración. Cuando aquel mismo día apareció para
bendecir a la muchedumbre reunida en el amplio patio de San Dámaso, todo el
mundo notó que el vigor que tenía unos meses antes había sido sustituido por el
abatimiento y por una expresión de profundísima tristeza.
Parecía un condenado a muerte. El dolor que le producía la guerra, que
bramaba despiadada y cruel bajo el cielo de Europa, lo había abatido,
destrozado, roto.
¿Cómo podía seguir latiendo ese corazón que siempre se había alimentado
de amor? Su latido se iba debilitando: ya no era más que un latido de inmensa
piedad.
-Pobres hijos míos...pobres hijos míos -exclamaba con los ojos anegados
en llanto, cada vez que le llegaban noticias de nuevas movilizaciones de
ejércitos y de nuevas desvastaciones.
Día y noche estaba empeñado en una lucha con Dios, en medio de
lágrimas y oraciones, día y noche repetía con una pasión cada vez más
honda:"Daría en holocausto esta pobre vida mía, para impedir la matanza de
tantos hijos míos" Y lloraba inconsolable, con el corazón deshecho.
Padre José María Javierre, "SanPío X" -1984
Por
testimonio de Merry del Val, sabemos que dos años antes de estallar la Gran
Guerra conocía Pío X su proximidad y características. En las audiencias
ordinarias que a lo largo de esos dos años tuvo el Secretario de Estado para
despachar los asuntos oficiales, el Papa le habló con frecuencia y seguridad de
la tormenta que iba a descargarse sobre Europa.
-"Las
cosas van mal, Eminencia. No lo digo por esta expedición a Libia ni por este
conflicto de los Balcanes. Las cosas van mal. Estallará la Guerra
Grande".……………………………………………………………
Asesinato
de Sarajevo. Merry del Val ha corrido a comunicar al Papa el triste telegrama
enviado por el Nuncio de Viena. Pío X exclama: - "Eminencia, es la chispa del
gran incendio" Añadió: -"Vamos a rezar, y rezaremos también por los muertos".
……Movilizaciones
en Austria-Hungría, en Servia, en Rusia, Alemania, Bélgica y Francia…
--"¡Pobres,
pobres hijos míos!"
La
sonrisa se ha perdido de su rostro.
A
Pío X le quedan pocos días de vida.
El
2 de agosto de 1914 toda la prensa del mundo reprodujo una exhortación
enternecedora :
“…casi
toda Europa es arrastrada en el vértigo de una guerra implacable…”
Pío
X no habla de otra cosa, no piensa en otra cosa: son millones de hombres que
mueren.”Yo querría haberlo evitado. No pude. Me queda sólo el dolor. Si yo no
pienso en la salvación de tantas vidas jóvenes, ¿quién ha de pensar?“
Extraído de: “Pío X” del P. José María Javierre.
San Pío X es considerado el primer mártir de la Primera Guerra Mundial-
Murió de pena el 20.8.1914.
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SS.S. BENEDICTO XV Y LA PAZ -
Fue su Cruz vivir el desarrollo de ésta guerra.
Fue su Cruz vivir el desarrollo de ésta guerra.
Desde que asecndió al solio pontificio S.S.Benedicto XV no ha cesado de dirigir palabras de concordia a los príncipes beligerantes para atraerlos a una paz duradera y firme. Su corazón de Padre y de Padre común de los fieles, no pudiendo resistir por más tiempo a las heridas crueles que le causan esos ayes de tantas viudas, esas quejas de tantos huérfanos y esos lamentos de tantas víctimas ocasionadas por una guerra sin precedentes en donde la muerte va talando vidas sin hacer distinción de razas ni abolengos; le ha obligado a dirigir últimamente un llamamiento general a los que tienen en sus manos los destinos de los pueblos, convidándolos a un arreglo según las leyes salvadoras del Evangelio. Pero no se ha contentado sólo con llamarlos sino también ha formulado las cláusulas de un armisticio, equitativo y justo, dando una vez más prueba de su alta diplomacia.
La actitud sublime del Santo Padre se ha impuesto y en esta hora suprema todas las miradas están vueltas hacia el Vaticano colocando de esta suerte la tiara de San Pedro por encima de todos los pueblos y la palabra del augusto Prisionero no será en balde y los enemigos de la Iglesia tendrán que reconocer ahora y siempre que la barca del Pescador de Galilea es una tabla de salvación para la humanidad doliente.
Quiera el cielo que el corazón de los príncipes se dejen conmover por la convocatoria del Vicario de Jesucristo y se oiga de nuevo como en Belén: Gloria a Dios en las alturas y Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad" (Escrito durante la Gran Guerra 1914-1918)
S.S. Benedicto XV sucedió en el Papado a San Pío X-1914-1922)
(No ha cesado de pedir por la PAZ- Resaltados son míos. Cuando menciona "la palabra del Prisionero", se refiere al Santo Padre porque cuando el coronado Papa entraba en el Vaticano era prisionero de por vida de los iluminati, los carbonarios, la masonería; no podían abandonar esos límites pues eran atacados; el cambio se produjo desde Juan XXIII, que tomaron por su cuenta las calles, los desplazamientos en avión a los confines del mundo NADIE LOS MOLESTA- ¡MUY SUGESTIVO!, ¿NO?
S.S. PIO XII
Su Cruz la Segunda Guerra Mundial
1.9.1939 - 2.9.1945
VENERABLE PÍO XII (1939-1958): PASTOR ANGELICUS
RODOLFO VARGAS RUBIO
“El triple título de doctor optimus: Ecclesiae sanctae lumen: divinae legis amator, bien conviene a la memoria bendita de Pio XII, Pontífice de nuestra afortunada época”
“El triple título de doctor optimus: Ecclesiae sanctae lumen: divinae legis amator, bien conviene a la memoria bendita de Pio XII, Pontífice de nuestra afortunada época”
Pacelli: Pax coeli,
la paz del cielo. La que fue anunciada a Noé bajo la forma de ramita de olivo
llevada en su pico por una paloma blanca. La que Dios dio al orbe
significándola mediante el arco iris, puesto entre el cielo y la tierra. La que
es obra de la justicia, producto de la santidad. La paz no del mundo, sino la
de Cristo, levantado también entre el cielo y la tierra para reconciliar a la
Humanidad con su Creador. La paz del alma, la paz interior, la que es
presupuesto de toda otra clase de paz. Eugenio Pacelli nació para ser heraldo
de esa paz. Y no pudo escoger mejor nombre que el de Pío, que evoca la
devoción, la mansedumbre, la santidad, la mediación entre Dios y los hombres.
Pío es, además, el epíteto de los grandes civilizadores, aquellos que
levantaron ciudades sobre los cimientos de la religión: Pius Aeneas, Pius
Romulus. Eneas, salvando los penates de Troya, y su descendiente Rómulo,
reparando el sacrilegio de su hermano Remo, fundaron nuestra civilización sobre
la concordia con Dios, presupuesto de toda verdadera paz. Romano de Roma,
legítimo heredero de esta tradición, Pío XII fue el gran defensor de la
civilización cristiana, de la ciudad católica, aquella que –como decía su
predecesor San Pío X en la Carta Notre charge apostolique de 1910– “no está por
inventar” ni “por edificarse en las nubes”, sino que “ha existido y existe”, no
tratándose sino de “establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos
naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía
malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo.
Papado
En el año 1939,
tras el descubrimiento de una necrópolis bajo la Basílica de San Pedro, Pío XII
mandó realizar excavaciones que luego servirían para estudiar si la Basílica
había sido construida sobre la auténtica tumba del Apóstol Pedro. Se hallaron
varias tumbas antiguas y una de ellas tenía una inscripción que señalaba que
allí se encontraba enterrado el apóstol. En 1964 Pablo
VI confirmaría que se trataba de los restos de
Pedro y en el año 2006 con Benedicto
XVI se volvió a confirmar este hecho.[cita requerida]
Pío XII fue un
papa sin experiencia pastoral directa, ni en parroquias ni
en diócesis, puesto que
toda su carrera se había desarrollado en la administración vaticana. Fue, en
cambio, un perfecto conocedor de la curia
romana, en la que se movió prácticamente toda su vida. Antes
de su coronación y como medida preventiva, redactó ante notario una carta de
renuncia en el caso de que fuera hecho prisionero por los nazis,
de forma que no ocurriera lo mismo que había acontecido con el apresamiento
de Pio
VII por Napoléon Bonaparte.
El New
York Times en su editorial de Navidad de 1941,
elogió al papa Pío XII por «ponerse plenamente contra el hitlerismo» y por «no
dejar duda de que los objetivos de los nazis son irreconciliables con su propio
concepto de la paz Cristiana».
Varios
historiadores judíos, como Joseph Lichten, de B'nai B'rith (organización judía dedicada
a denunciar el antisemitismo y mantener viva la memoria del genocidio nazi),
han documentado los esfuerzos de la Santa
Sede en favor de los hebreos perseguidos. Según el
mismo Lichten, en septiembre de 1943,
Pío XII ofreció bienes del Vaticano como rescate de judíos apresados por los
nazis. También recuerda que, durante la ocupación alemana de Italia, la Iglesia,
siguiendo instrucciones del Papa, escondió y alimentó a miles de judíos en
la Ciudad del Vaticano y
en Castelgandolfo,
así como en templos y conventos. Lichten, escribiendo en el boletín del Jewish
Antidefamation League (Liga judía contra la difamación) dijo en 1958 que «la
oposición (de Pío XII) al nazismo y sus esfuerzos para ayudar a los judíos
en Europa eran
bien conocidos al mundo que sufre».
Después de la
guerra, organizaciones y personalidades judías reconocieron varias veces
oficialmente la sabiduría de la diplomacia del
papa Pío XII
El Congreso Judío
Mundial agradeció en 1945 la
intervención del papa, con un generoso donativo al Vaticano. En el mismo año,
el gran rabino de Jerusalén, Isaac
Herzog, envió a Pío XII una bendición especial «por sus
esfuerzos para salvar vidas judías durante la ocupación nazi de Italia».
Israel
Zolli, gran rabino de Roma, quién como nadie pudo
apreciar los esfuerzos caritativos del Papa por los judíos, al terminar la
guerra se hizo católico y tomó en el bautismo el nombre de pila del Papa,
Eugenio, en señal de gratitud. El escribió un libro sobre su conversión
ofreciendo numerosos testimonios sobre la actuación de Pío XII.
El jueves 7
de septiembre de 1945 Giuseppe
Nathan, comisario de la Unión
de Comunidades Judías Italianas, declaró: «Ante
todo, dirigimos un reverente homenaje de gratitud al Sumo Pontífice y a los
religiosos y religiosas que, siguiendo las directrices del Santo Padre, vieron
en los perseguidos a hermanos, y con valentía y abnegación nos prestaron su
ayuda, inteligente y concreta, sin preocuparse por los gravísimos peligros a
los que se exponían» (L'Osservatore Romano, 8 de septiembre de 1945, p. 2).
El 21
de septiembre del mismo año, Pío XII recibió en audiencia
al Doctor A. Leo Kubowitzki, secretario general del Congreso judío
internacional, que acudió para presentar «al Santo Padre, en nombre de la Unión
de las Comunidades Judías, su más viva gratitud por los esfuerzos de la Iglesia
católica en favor de la población judía en toda Europa durante la guerra» (L'Osservatore Romano,
23 de septiembre de 1945, p. 1)
El jueves 29
de noviembre de 1945,
el Papa recibió a cerca de ochenta delegados de prófugos judíos, procedentes de
varios campos de concentración en Alemania, que acudieron a manifestarle «el
sumo honor de poder agradecer personalmente al Santo Padre la generosidad
demostrada hacia los perseguidos durante el terrible período del nazi-fascismo»
(L'Osservatore Romano, 30 de noviembre de 1945, p. 1)
En 1958,
al morir el papa Pío XII, Golda Meir (Ministro de Asuntos
Exteriores de Israel) envió un elocuente mensaje: «Compartimos el dolor de la
humanidad (...). Cuando el terrible martirio se abatió sobre nuestro pueblo, la
voz del Papa se elevó en favor de sus víctimas. La vida de nuestro tiempo se
enriqueció con una voz que habló claramente sobre las grandes verdades morales
por encima del tumulto del conflicto diario. Lloramos la muerte de un gran
servidor de la paz El
presidente de USA, Eisenhower,
al morir el Papa: «El mundo - ahora es más pobre después de la muerte del Papa
Pío XII»
El diplomático israelí Pinchas
Lapide calculó que Pío XII fue personalmente
responsable por salvar al menos 700 000 judíos. El historiador judío Richard Breitman,
ha escrito un libro sobre el holocausto. Como consultor del Grupo de trabajo
para la restitución de los bienes a los judíos (grupo que ha obtenido la
desclasificación de los dossieres del OSS). En una entrevista al Corriere
della Sera, del 29 de junio del 2000, Breitman que es hasta ahora el único
autorizado a ver los documentos del OSS (el espionaje estadounidense en la
Segunda Guerra Mundial), ha explicado que lo que más le ha impresionado ha sido
la hostilidad alemana hacia el Papa y el plan de germanización del país de
septiembre de 1943. Breitman ha encontrado también «sorprendente el silencio
aliado sobre el holocausto».
ANTE EL INMINENTE PELIGRO DE GUERRA
[...]
La mañana del 24 de agosto fue de febril actividad. Monseñor Tardini recibió la visita de los embajadores de Francia, Gran Bretaña, Italia y Yugoslavia, que coincidían en señalar la inminencia de la guerra. Mientras tanto, en la Secretaría de Estado se trabajaba en el texto del radiomensaje que Pío XII pensaba dirigir al mundo salvar la paz amenazada como el último y extremo recurso para salvar la paz. Se prepararon cuatro borradores, de los cuales fue elegido el del substituto monseñor Montini, que fue revisado y corregido por el propio Papa. A las 19 horas era emitido por la Radio Vaticana el mensaje, que reproducimos a continuación:
[...]
La mañana del 24 de agosto fue de febril actividad. Monseñor Tardini recibió la visita de los embajadores de Francia, Gran Bretaña, Italia y Yugoslavia, que coincidían en señalar la inminencia de la guerra. Mientras tanto, en la Secretaría de Estado se trabajaba en el texto del radiomensaje que Pío XII pensaba dirigir al mundo salvar la paz amenazada como el último y extremo recurso para salvar la paz. Se prepararon cuatro borradores, de los cuales fue elegido el del substituto monseñor Montini, que fue revisado y corregido por el propio Papa. A las 19 horas era emitido por la Radio Vaticana el mensaje, que reproducimos a continuación:
RADIOMENSAJE DE SU
SANTIDAD PÍO XII DIRIGIDO A LOS
GOBERNANTES Y
LOS PUEBLOS ANTE EL INMINENTE PELIGRO DE LA GUERRA
LOS PUEBLOS ANTE EL INMINENTE PELIGRO DE LA GUERRA
Jueves, 24 de
agosto de 1939
A todo el mundo.
Suena nuevamente una hora grave para la gran familia humana; hora de tremendas
deliberaciones, de las cuales no puede desentenderse Nuestro corazón, no debe desinteresarse Nuestra autoridad espiritual, que viene de Dios, para conducir
los ánimos por las vías de la justicia y de la paz.
Y henos aquí con todos vosotros, los que en estos momentos lleváis el peso de
tanta responsabilidad, para que a través de la Nuestra escuchéis la voz de
aquel Cristo de quien tuvo el mundo alta escuela de vida y en el cual millones
y millones de almas depositan su confianza en una situación en la cual sólo su
palabra puede prevalecer sobre todos los rumores de la tierra.
Henos aquí con vosotros, los combatientes de los pueblos, los hombres de la
política y de las armas, los escritores, los oradores de la radio y de las tribunas,
y todos cuantos tenéis autoridad sobre el pensamiento y la acción de los
hermanos, y responsabilidad de su suerte.
Nos, armados no de otra cosa que de la palabra de Verdad, por sobre las
públicas competiciones y pasiones, os hablamos en el nombre de Dios, de quien
toda paternidad en el cielo y en la tierra toma el nombre (Eph., III, 15); de
Jesucristo, nuestro Señor, que ha querido que todos los hombres sean hermanos;
del Espíritu Santo, don de Dios altísimo, fuente inexhausta de amor en los corazones.
Hoy, cuando no obstante Nuestras repetidas exhortaciones y Nuestra especial
preocupación, se hacen cada vez más persistentes los temores de un sangriento
conflicto internacional; hoy, cuando la tensión de los espíritus parece que ha
llegado al punto de hacer juzgar inminente el desencadenamiento del tremendo
torbellino de la guerra, lanzamos con ánimo paternal un nuevo y más caluroso
llamado a los Gobernantes y a los pueblos: a aquéllos, para que, depuestas las
acusaciones, las amenazas las causas de la desconfianza recíproca, intenten
resolver las actuales divergencias con el único medio adecuado para ello, o sea
con comunes y leales acuerdos; a éstos, para que, en la calma y en la
serenidad, sin agitaciones descompuestas, alienten los intentos pacíficos de
quien los gobierna.
Es con la fuerza de la razón y no con la de las armas, como la Justicia se abre
camino. Y los imperios que no se fundan en la Justicia no son bendecidos por
Dios. La política emancipada de la moral traiciona a aquellos mismos que así la
quieren.
El peligro es inminente, pero aún hay tiempo.
Nada se pierde con la paz; todo puede perderse con la guerra. Vuelvan los
hombres a entenderse. Retomen las negociaciones. Al tratar con buena voluntad y
con respeto de los recíprocos derechos se percatarán que a las negociaciones
sinceras y diligentes nunca se ha resistido un honorable éxito.
Y se sentirán grandes -con verdadera grandeza- si, imponiendo silencio a las
voces de la pasión, sea colectiva que privada, y dejando su imperio a la razón,
habrán ahorrado la sangre de los hermanos y la ruina de la patria.
Haga el Omnipotente que la voz de este Padre de la familia cristiana, de este
siervo de los siervos, que, aunque indigno, es realmente portador de la
persona, la palabra, la autoridad de Jesucristo, halle en las mentes y en los
corazones pronta y voluntariosa acogida.
Escúchennos los fuertes, para no volverse débiles en la injusticia. Escúchennos
los potentados, si quieren que su poder no signifique destrucción sino
sostenimiento para los pueblos y tutela de la tranquilidad en el orden y en el
trabajo.
Nos les suplicamos por la Sangre de Cristo, cuya fuerza vencedora del mundo fue
la mansedumbre en la vida y en la muerte. Y, suplicándoles, sabemos y sentimos
que tenemos de Nuestro lado a todos los rectos de corazón; a todos aquellos que
tienen hambre y sed de Justicia; a todos aquellos que sufren ya por los males
de la vida, toda clase de dolor. Tenemos con Nos a los corazones de las madres,
que bate al unísono del nuestro; a los padres, que deberían abandonar a sus
familias; a los humildes, que trabajan y no saben; a los inocentes, sobre los
que pesa la tremenda amenaza; a los jóvenes, caballeros generosos de los más
puros y nobles ideales. Y está con Nos el alma de esta vieja Europa, que fue
obra de la fe y del genio cristiano. Con Nos la Humanidad entera, que espera
justicia, pan, libertad, y no el hierro que mata y destruye. Con Nos aquel
Cristo, que del amor fraterno ha hecho Su mandamiento fundamental, solemne; la
substancia de Su religión, la promesa de la salvación para los individuos y
para las Naciones.
Recordando, en fin, que las industrias humanas no valen nada sin el auxilio
divino, invitamos a todos a dirigir la mirada a lo Alto y a pedir con
fervientes plegarias al Señor que su gracia descienda abundantemente sobre este
mundo trastornado, aplaque las iras, reconcilie los ánimos y haga resplandecer
el alba de un más sereno mañana. En esta expectativa y con esta esperanza,
impartimos a todos de corazón Nuestra paternal Bendición.
Benedictio Dei Omnipotentis Patris et Filii et Spiritus Sancti descendat super
vos et maneat semper.
Este radiomensaje
de Pío XII es un testimonio irrebatible de su vocación de paz (vocación
curiosamente impresa en su apellido: Pacelli, pax coeli, la paz que viene de lo
Alto), pero al mismo tiempo la reafirmación del principio cristiano de que la
paz es obra de la justicia. Éste era precisamente el lema que aparecía en el
blasón del Papa: Opus Iustitiae Pax. Una paz sin justicia es una paz precaria y
destinada a perecer tarde o temprano. (Wikipedia)
PIDIENDO POR LA PAZ EN CRUZ |
CONCLUSIÓN
Desde el Concilio Vaticano II la nueva iglesia (que no es la Católica) no hace más que ignorar la presencia y enseñanzas de la Verdadera Iglesia. La pobreza ha sido una de sus grandes preocupaciones. Y si ésta ha aumentado en forma impresionante, no ha sido por su falta sino por la de los políticos, de los que manejan el mundo. Se diría que los primeros y únicos que hablan de Fe- Caridad - Paz, son ellos,los conciliares, los que han usurpado el Vaticano, incapaces de convencer a la gente por sus propios medios tuvieron que infiltrarse y por la mentira, haciéndose pasar por católicos, empleando "el doble discurso"; el "un paso adelante y dos atrás" siguen violando la mente de las masas.
Este hereje argentino, rey de la cizaña, no ignora que Nuestra Iglesia elevó el Primer Monumento Internacional de la Paz. Comentan los diarios de la época que dimos un ejemplo al mundo justo en el momento que en Europa se desarrollaba la guerra ruso-japonesa: Chile y Argentina prefirieron la Paz a la Guerra.
Séptima beatitud. Ser pacífico.Mateo, 5.9 "Bienaventurados los pacíficos, ...Su Bondad concilia todo. Compuso este universo por naturalezas y cualidades las más discordantes; hizo que concurran unidos la noche y el día, el invierno y el verano, el frío y el calor, para la buena constitución del universo, y para la conservación del género humano. Bienaventurados entonces los pacíficos, los que aman la paz y que la procuran... Mateo 5.9 (Méditations sur l'Evangile - Bossuet)
En
1861, fecha oficial de la unificación de Italia, faltaban Venecia y Roma. Venecia se une
a Italia cinco años después, y Roma, defendida por la Guardia Suiza y por
cuanto resta de los ejércitos papales, es tomada en 1870 por las tropas
piamontesas. Pío IX, que ese mismo año había proclamado la infalibilidad
pontificia y que enfatizó el absolutismo tras un inicial talante liberal, se
recluye en el Vaticano para siempre. Y así, intramuros, transcurrieron cinco
pontificados y llegó el siglo XX: tras Pío IX ,
llegaron León XIII, Pío X (canonizado en 1954), Benedicto XV, Pío XI y Pío XII.
No se les estaba permitido salir a la calle; eran atacados por la mafia de Cavour, iluminatis, carbonarios, garibaldinos...¡Ni qué pensar de ir uno de ellos personalmente al zapatero, a la óptica; menos aún hacer un viaje a larga distancia para visitar a sus fieles! La libertad se dio a partir de Juan XXIII; muy sugestivo el cambio radical, total.
Avive el seso y despierte.
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