viernes, 9 de diciembre de 2016

Cementerio San Jerònimo


Al Director General de Cementerios
Señor Antonio Arias
CÓRDOBA
                                                  Ref: CEMENTERIO SAN JERÓNIMO         .
                                                  Oficina Administrativa. Atención al Público
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De mi mayor consideración,
    Es con dolor que vengo a presentarle la situación sufrida durante los días que tuve que acercarme a esa oficina para localizar un Panteón. La forma en que fui desatendida y aún esto de muy mala manera.
Me remonto a unos 4 años atrás. Por el mismo tema. A la pregunta de ¿qué necesitaba?   Di la descripción del Panteón y que había pertenecido a la Curia diocesana Me pidieron más datos que no poseía; que había sido vaciado de sus habitantes en el año 1984-85. El Jefe, que pasó a ocuparse de mi persona, exclamó “¡Ah de esos años no tenemos nada!” Extrañada respondí que no era una fecha tan antigua, ¿cómo no iban a tener datos con los adelantos de la Computación?. Entonces ese SEÑOR levantando un brazo en alto, blandiendo la mano  hacia mi rostro, sin buscar ni en la computadora ni en un Registro, me espetó: -“¡de ese Panteón no queda ni un ladrillo! ¿Cómo, así, de pronto, de no saber NADA,  supo que ya no estaba en pie?. La cosa sonaba grotesca pero me conformé y me retiré creyendo que a pesar de su mala educación me informaba correctamente. Ni siquiera quiso indicarme el lote donde había existido.
    Pasado estos años debiendo terminar una investigación histórica sobre Córdoba me dirigí al Arzobispado, que en aquella época ignoraban todo sobre el Panteón. Esta vez me dieron algún dato. Que se había vendido a principios de este año, 2016; que estaba completamente abandonado; las placas robadas o desaparecidas. Me dieron una ubicación “ Lt. 7 cuadrado K. Panteón del Cementerio San Jerónimo que fuera de la Hermandad de San Pedro. “
Me dirigí raudamente al Cementerio no fuera que de tan destruido que estaba lo hubieran demolido. Entro a la oficina y la empleada que está apenas uno entra, instalada ante la CPU, cuando le dije que necesitaba ubicar esa tumba, me señaló hacía afuera, hacia donde yo había entrado: “que eso tenía que verlo con los “municipales”. Otra sorpresa, me pregunté ¿entonces estos que están acá adentro son empleados ¿ a quien pertenecen, no son municipales? Pensé que tenía que ir a la Municipalidad! ¿Qué municipales? Pregunté. Eran los sepultureros o empleados de la manutención. Me dirigí a dos de ellos que me atendieron con muy buenas maneras; trataron de ubicar en esos  inexpresivos planitos afichados  en el corredor de entrada. Los datos que llevaba no eran exactos; uno de ellos fue a la Oficina diciéndome que allí los aclararían; pregunta al señor  quien enseguida se puso enojado y- que no tenía nada; que le preguntara a mis parientes!!!
Entonces con toda buena voluntad, ya eran 4 municipales en ayudarme, me señalaron que recorriera la zona pasando el Cristo a la derecha. Así lo hice, bajo el fuerte sol de esa hora. Como no tenía la menor idea de cómo era el edificio y no encontrando ningún indicio para reconocerlo, me retiré.
   Vuelvo al Arzobispado y me dan otro dato. Un formulario de Dirección de Tributarios-Contribución cementerios- Contribuyente Soc. Eclesiástica S. Mutuos-item 1.01.04.01 Identificación Tributaria  0686011007000000; más abajo…privado  baldío p/panteón, ubicación E/calle 12 y 20 (siguen otros datos).
  ¿Dígame Señor Arias no podían en la oficina con estos datos solucionar mi problema? Pues no. Enseguida me derivaron nuevamente, a los “municipales”. En ese momento un grupo de gente esperaba la llegada de su muerto; me dijeron que tenía que esperar que se terminara el sepelio pues el sepulturero estaba ocupado (y ellas y él (el SEÑOR) muy panchos en la oficina vacía, no había público, yo era la única a atender)   ¿Cómo, y si el sepelio dura una hora debo ir a llorar con los deudos? ¡Increíble! 
Rápidamente el sepulturero de turno, con los guantes ya puestos tuvo la amabilidad de ocuparse y me dijo que no conocía el Panteón, que fuera a la casilla de la salida  Mons de Andrea que el guardián podía ayudarme. Así que, nuevamente bajo el sol  que quemaba tuve que caminar esas dos cuadras. Efectivamente el “municipal” ante esos datos no podía ayudarme; que lo importante era tener los nuevos nombres de las calles; que él no podía abandonar su puesto de vigilancia, que volviera a la Oficina que ellos tenían que darme  la ubicación “pues la tienen”. Regresé. Las empleadas, sin moverse de sus asientos, me  indicaron nuevamente la puerta y los dichos planos, que fuera yo a buscar allí. Sabían que ni los mismos “municipales” lo lograron, menos yo! Les dije -pero vengan conmigo y muéstrenme! Nada! Aparece el que, ahora lo supe, era el jefe de la Oficina, el SEÑOR  Héctor Gomez, y desde la puerta abierta, señalando los planos-¡Ahí puede buscar!- Insistí ¡Venga conmigo, ayúdeme!. En ese momento terminó demostrando hasta la última hilacha de su mala educación, de su falta de respeto al prójimo; se encocoró y alargando nuevamente el brazo y con el gesto guaso de la mano, casi en mi cara, gritando, me pregunta “¡Y porqué a Ud le interesa tanto ese Panteón!” (el colmo de la mala atención en una oficina del Estado) a mi vez, levantando bien mi voz, gritando casi, y con su mismo gesto de mi mano :¿Y  a ud qué le interesa porqué yo me intereso!  (¡Lindo espectáculo!) 
   Finalmente, pude hablar con empleados del primer piso y me indicaron que me dirigiera al Señor Chavero. Así lo hice. Me atendió con cordura y educación. Quedó en encontrarme  lo que buscaba. Así a los dos días pude ir nuevamente y encontrarme ante el ¡Panteón:  ¡INTACTO!!!
  Y hacía 4 años el Jefe me había dicho que no quedaba un ladrillo! En todo caso parece que no le falta ni uno.
  Entonces porqué tanta reticencia a tratarme como una ciudadana que se acerca, nada más,  para que el Cementerio me dé las indicaciones que le corresponden.
  El Panteón está casi al lado del Cristo: ¡Lo que me han hecho andar!
  Ese último día, en que vi lo que buscaba, antes de retirarme volví a la oficina y les dije que “los felicitaba por la mala atención, que eran acreedores a la medalla de oro de la mala atención”.  Tal cual.
 Señor Director algo es evidente, los que uds llaman “municipales” tendrían que atender la oficina, y los administrativos, con ese SEÑOR Gomez a la cabeza, pasar a ser sepultureros.
 Agrego para terminar que estas fallas en el buen cumplimiento del trabajo del personal me costaron más de $ 300,- de taxi. Vivo en la Sierras, no en Córdoba. TENGO 84 años de edad. No respetan ni las canas. 


                        DELIA CABRERA PADILLA - DNI- 2.990.254 



Dos planos de ubicación.Muy pobres en información. 




Este algo más grande pero sin ningún nombre de las calles, es el tercero afichado para orientar al público.



CONCLUSIÓN
 Según los voluntariosos y expertos municipales el dato que se debe presentar es el nombre de las calles, desde hace tiempo éstas llevan nombres de santos; en los planos tendrían que figurar obligatoriamente, si se quiere realmente obtener que el público haga su propia búsqueda sin molestar a los empleados.
Queda el público prevenido de la atención que puede recibir en un trámite en este Cementerio. ¿El Director del mismo, sr. Claudio Mugas desconoce  la  indolencia de sus empleados y la torpeza de Gomez?