JUAN NEPOMUCENO PIÑERO del CASTILLO
Piñero nació bajo la devoción del Santo Juan Nepomuceno; él también tuvo su cruz en temprana edad. |
del Album de Córdoba - Divulgaciones históricas- AHP |
“DIVULGACIONES
HISTÓRICAS” Album- AHP. P.377
“Un ilustre
hijo de Córdoba, olvidado:
Don JUAN
NEPOMUCENO PIÑERO Y DEL CASTILLO”
por Gontrán Ellauri Obligado.
…….
Entre la pléyade de hombres superiores
por su capacidad y patriotismo, surge la figura culta, pulcra y consular de don
Juan Piñero del Castillo, quien puso al servicio de la colectividad todo su
caudal moral e intelectual, que era precioso para concurrir al logro de sus
altos anhelos de civilidad y progreso.
Justo es entonces que lo recordemos y echemos
una ojeada siquiera sobre su vida, en la que dominan la abnegación y el
civismo. A la par que un ejemplo, es un tributo
de gratitud merecido. Ha aquí pues, la talla moral de este argentino
digno de su patria y de la raza. (Hay foto: copia de una estampa antigua: Dn
Juan Piñero del Castillo Gobernador Delegado de la Provincia de Córdoba en
1865).
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Hijo de don
Félix Dalmacio Piñero y de doña Justa Pastora del Castillo, nació en la ciudad
de Córdoba el 16 de mayo de 1817. Heredero de la probidad proverbial de su
progenitor y de sus virtudes y el talento de su señora madre, cuya casa –la
misma que habitaran los jesuitas expulsados en 1848- era un verdadero jubileo
de doctores, teólogos y estudiantes aventajados de la Universidad y del Colegio
de Monserrat, pronto descolló por su inteligencia clara y por su patriotismo.
De ahí que un acontecimiento, el que conmovió
a la República entera, con la caída de Rosas, el tres de febrero de 1852 debiera
encontrar naturalmente, un eco simpático en su corazòn.
La juventud cordobesa después de Caseros ardía
en deseos de pronunciarse en pro de la revolución, y librar, por ende, a la
provincia de la presencia del Coronel Manuel López, llamado comúnmente “López
Quebracho”, y que era uno de los baluartes del “Restaurador de Leyes” en la
luctuosa época de la tiranía, y que confirmaba imperando en Córdoba contra la
voluntad del pueblo, que había dado muestras de sus justos anhelos de libertad
en una manifestación pública de regocijo por su derrocamiento, en Buenos
Aires, del cruento dictador.
Y la idea de revolución que estaba en todos
los cerebros, haciendo palpitar los corazones en un ansia indescriptible de
libertad, vino también -como era de
esperar- a anidar en el alma de Juan Piñero que, desde entonces tomó una parte
muy activa en los prolegómenos del movimiento que se preparaba contra López.
La revolución estalló por fin a las cinco de
la tarde del 27 de abril de 1852, y fue tal su organización, que sólo bastó una
ligera lucha para rendir las fuerzas del gobierno.
Al día
siguiente, el coronel Manuel Esteban Pizarro, que había sido de los directores
del movimiento /(el otro fue el Cdte. de “los Cívicos” Don. Manuel Antonio
Zavalía) y que a la sazón desempeñaba la comandancia general de Armas y el Dr.
Tomás Garzón, Primer Alcalde, expidieron un decreto nombrando a don Alejo
Carmen Guzmán, Gobernador provisorio hasta el 27 de junio en que fue confirmado
en el cargo por la Honorable Sala de Representantes.
El dr
Guzmán despachó a don Juan Piñero cerca de Urquiza que, como ya es sabido,
después de Caseros asumió el mando de la Nación, -a fin de comunicarle el
cambio operado en el Gobierno de Córdoba por la soberana y unánime voluntad del
pueblo.
Piñero acompañado de don Juan Peitado, se
trasladó a caballo a Buenos Aires y se entrevistó con el vencedor de Rosas;
pero éste lejos de aprobar el proceder
del pueblo cordobés se mostró asazmente fastidiado y ordenó al Cnel. Salas
marchara inmediatamente a Córdoba a reponer a López en el Gobierno Provisional.
Empero Piñero durante el viaje de retorno,
unióse a Salas, y con su carácter bondadoso y franco le atrajo a la causa, de
tal forma, que cuando llegaron a Córdoba Salas se hospedó en casa de Piñero, así
como también toda la oficialidad que le acompañaba!...
Sin embargo, el general Urquiza intentó
nuevamente reponer a López en el mando, pero fracasó otra vez, con la huida de
su comisionado, Cnel. Bustos; Córdoba es declarada por fin independiente, y,
esto merced a la prudencia y al coraje de Piñero, que tan atinada y
oportunamente logró atraerse al enviado de Urquiza, que si bien era inepto como
hombre, no lo era como soldado.
(p.378 5º
párrafo: FOTO Sra. Gertrudis Rojo de Piñero esposa de dn Juan Piñero y una de
las más bellas y cultas damas de su tiempo. Reproducción de un cuadro al óleo
1850
Otro hecho, en que Piñero tomó también una
parte activa y honrosa para la lealtad y el patriotismo que demostró en su
conducta, fue la revolución que puso en inminente peligro la estabilidad en el
mando de la Provincia del Gobernador Roque Ferreyra.
“Al oír Piñero –cuenta un testigo presencial
de la jornada- la llamada general que se tocaba para hacer saber al pueblo que
sus autoridades legales eran desconocidas, estaban a punto de ser derribadas
por la fuerza, tomó su fusil, y mostrando los suyos a sus hijos Carlos y Juan:
¡ “a la plaza muchachos”!-les gritó y en unión de ellos abandonó
precipitadamente su casa, situada en la calle 27 de Abril, entre Universidad y
Representantes. Pero al llegar frente a
Santa Catalina, viendo desembocar de la Callejuela una partida de
revolucionarios, se aprestaron a disparar sobre ellos. Mas su intento fue vano:
en la precipitación de la salida habían olvidado las cebas! Los revolucionarios, aunque sin hacer fuego,
los atacaron, sin embargo, arrinconándolos en una puerta, y mal les hubiera ido
a no haberse adelantado de entre aquellos, un negro que había sido soldado de
Carlos Piñero, entonces Capitán de la Guardia Nacional, el cual,
interponiéndose para defenderlos y cubrirlos, gritó:”¿No maten a mi Capitán!”
Don Juan Piñero ha ilustrado también su nombre
como Municipal e Inspector General de Escuelas de la Provincia, en cuyos cargos
ha dejado huellas imborrables de su probidad, talento y patriotismo. Fue
fundador de la Biblioteca Municipal el 20 de agosto de 1864; de la Escuela
Infantil para Niños de ambos sexos, que regenteó la Sra. Etelvina Meana de Martínez
y de la Escuela Nocturna e Instituto de Obreros que puso bajo la inteligente
dirección del P. Gallios.
La campiña cordobesa débele, también, la
fundación y organización en ella de varias escuelas, lo que en aquellos tiempos
de embrionaria labor intelectual, significaba, un gran paso en la vía de la
cultura social
Cuando con motivo de la inauguración del
Colegio Nacional de Tucumán, el 1º de Marzo de 1865, creado en virtud del
Decreto del presidente Mitre, fecha 9 de diciembre de 1864, fue comisionado por
el gobernador Ferreyra en su carácter de Inspector General de Escuelas para
asistir al acto en nombre del Gobierno de Córdoba.
Así pues, don Juan Piñero hizo acto de presencia
en aquella, a todas luces, tocante ceremonia, la que debió conmover, sin duda
alguna, todas las “fibras” del alma popular, y vibrar todos los “nervios” del
espíritu público… Entonces pronunció un discurso que es una pieza oratoria de
gran vuelo filosófico, por su fondo meduloso y profundo, siendo también, una
bella pieza literaria, por su estructura medular y enjundiosa! Se advierte en
ella, desde luego, que hay una vasta y erudita predilección del grave y
complejo problema educativo, es decir, que fue de don Juan Piñero, la alta y
fuerte palpitación que provoca siempre el noble y generoso sentimiento por el
progreso y el fundamento civilizador de la masa juvenil de las sociedades que
aspiran constantemente a su engrandecimiento; sociedades que en su civilidad y
en su comprensión cada día más amplias, más exigentes, con visual de percepción
tan clara, del presente y del porvenir, que como es clara y reconfortante el
agua diamantina y pura de los manantiales en donde abrevan, ansían que la masa
juvenil marche y se oriente, sin desmayos ni desviaciones, en ningún momento,
por la ruta del deber y del honor, y, a veces, hasta del sacrifico, por llegar
noblemente a la meta.
Fue, así mismo, autor del “Reglamento General
para las Escuelas Públicas de Instrucción Primaria de la Provincia”, y de los
“Exámenes para los Maestros”, trabajos ambos, que elevados a la consideración
del Gobierno, merecieron su amplia aprobación por Decreto de fecha 4 de
diciembre de 1865, signado por el Gobernador Ferreyra y su Ministro de Gobierno
dr. Mariano Echenique; y la autorización de éste último, a su talentoso autor,
para imprimir, por cuenta del erario provincial, de 400 ejemplares
encuadernados, con tapas de cartón y 400 sueltos en hojas, del supradicho Plan
y Reglamento.
Estos son sus principales actos de Inspector
General de Escuelas, que prueban inconcusamente, su anhelo constante por
ofrecer a su provincia natal los mejores y más modernos planteles de educación
pública.
Empero, de este honroso cargo hubo de renuncia
en 1865, para aceptar la cartera del Ministerio de Gobierno
Fue, pues, durante su ministerio que
ocurrieron las sublevaciones del Batallón “Córdoba Libre” comandado por don
Romualdo Pizarro y don Agustín Olmedo, y en ocasión de marchar a incorporarse
al grueso de las fuerzas nacionales en operaciones contra el tirano del
Paraguay, sublevaciones éstas que dieron margen al Presidente Mitre a proferir
su célebre frase: “- Córdoba no sirve ni para la paz ni para la guerra-“
Estos y otros hechos que ocurrieron en ese
año memorable de 1865, demostraban debilidad en el gobierno de Ferreira, y,
comprendiéndolo así éste, quizá, fue que se resolvió a delegar el mando en su
Ministro de Gobierno, lo que hizo el 16 de diciembre de 1865.
Como un aporte valioso a la historia
institucional de la Provincia transcribimos el documento respectivo, inédito
hasta el presente el que nos ha sido facilitado, con tal objeto por uno de
sus distinguidos descendientes, el culto
caballero Daniel Novillo Piñero. Dice así: a la letra copié:
“Departamento
de Gobierno Nº 207, Córdoba diciembre 16 de 1865.EL Poder Ejecutivo de la Provincia debiendo salir a campaña a la
visita Gubernativa, el Gobernador Propietario como lo prescribe el art. 481 de
la Constitución de la Provincia Acuerda
y Decreta:
Art.1º- Queda delegado el mando
Gubernativo de la Provincia, durante la ausencia del Señor Gobernador
Propietario, en la persona de don Juan Piñero.
Art.2º- Comuníquese, etc…Firmado:
Ferreyra. Mauro Echenique, José Antonio Álvarez de Condarco, oficial mayor.
Con esta medida de rigor, logró impedir nuevas asonadas, que pudieran
perturbar la buena marcha del gobierno. Dominó la situación, en tal forma, que
sobreponiéndose a las circunstancias difíciles por las que atravesaba el gobierno de Ferreira, sumamente combatido,
-dice uno de sus biógrafos- “contó en todo momento, con la simpatía popular”
Pero, el 14 de abril de 1866, habiendo
regresado el gobernador titular después de su visita a los departamentos del
interior, Piñero cesó en sus funciones, en el desempeño de las cuales tanto
había hecho, y pudo haber seguido haciendo a la Provincia. Estos son trazados a
vuelo de pluma, los hechos más culminantes como funcionario. Veamos ahora
algunos otros actos que revelan ilustración, civismo y virtud.
Actuó también, como periodista, y, en calidad
de colaborador de “El Eco de Córdoba” y fundador de un periódico político
titulado “La Opinión” durante la administración del primer Gobernador
constitucional de la Provincia Dr, Alejo del Carmen Guzmán, tuvo triunfos muy
honrosos.
Moderado, justo e imparcial, fue siempre en
sus apreciaciones y juicios acerca de la marcha del gobierno, a tal extremo que
cuéntase que en cierta ocasión, antes de combatir al gobernador Guzmán por
actos que creyó censurables, se apersonó a éste, declarándole que iba a
combatirlo y pidiéndole, por lo tanto, explicaciones sobre aquellos, las
cuales, quizá, pudieran modificar la opinión que tenía él formada al respecto.
El Gobernador satisfizo tan acabadamente –explicándole las razones y móviles de
aquellas medidas, que Piñero desistió de sus proyectados ataques, Recordando
los sucesos él dijo que a no haber mediado tal proceder de su parte, aconsejado
por la prudencia, habrían sido injustos y producido naturalmente las
consecuencias que traen consigo los juicios humanos cuando son ligeros y no van
acompañados del sano criterio.
Fue también, autor de un proyecto de “Diccionario”,
nuevo sistema tecnológico-dispositivo de colocar y registrar las palabras del
diccionario comunes, con el método elemental para adquirir y recordar a la vez,
el conocimiento de ellas, como igualmente el de sus ideas representativas.
De esta
obra que mereció la aprobación de las personas competentes en la materia, a
quienes había consultado, y en cuya confección ocupó los últimos años, no
conserva la familia sino un cuadernillo, manuscrito, de 55 páginas conteniendo
el plan de la obra. Lo demás se perdió desgraciadamente.
En 1867, comprendiendo que la patria, y sobre
todo su provincia natal, estaba en deuda con uno de sus más preclaros hijos, el
brigadier José María Paz, lanzó conjuntamente con su hermano político, general
Anselmo Rojo, la iniciativa de una suscripción popular, a fin de allegar los
fondos necesarios para la erección de una estatua del prócer en Córdoba,
contribuyendo cada uno con la suma de mil pesos ($ 1.000.-).Pero la idea aunque
acogida al principio con gran entusiasmo, sobretodo por los oficiales que se
hallaban en Córdoba, muchos de los cuales habían combatido a las órdenes de
Paz, hubo de postergarse con motivo del flagelo del cólera que en ese año asoló
a la población.
Sin embargo, les cabe a Piñero y a Rojo ser
los iniciadores de tan patriótico, cuanto simpático monumento, a favor del
benemérito héroe de Ituzaingó y La Tablada, llevado a feliz término,
veinte años después.
Como broche final y digno de la preclara
existencia de don Juan Piñero, relataremos un hecho en el que él fuera
protagonista y como prueba, una vez más, sus elevados sentimientos y su heroica
abnegación en el que él rindiera la vida en pro de sus semejantes.
Pertenecía al Cuerpo Municipal, cuando el
cólera comenzó a diezmar la población, y,
en vez de huir a la campiña, como lo hicieran sus colegas, amedrantados
ante el peligro que les ofrecía el cumplimiento del deber, quedó solo en la
ciudad con don Nicolás Peñaloza, para prestar sus servicios personales en esos
momentos angustiosos.
Cientos de atacados morían diariamente,
víctimas de ese enemigo formidable, terrible, desconocido, y, seguramente, que
se hubiera multiplicado el número de difuntos al no haber mediado esos dos
beneméritos soldados del Deber y de algunas otras personas que los acompañaban.
Y fue, pues, en la tarde del 27 de diciembre,
al recorrer, como de costumbre, en su piadosa misión, las calles de la ciudad
abandonada y silenciosa, para ir de puerta en puerta a ofrecer sus servicios,
que encontró en una calle, apartada dos cadáveres que desde hacía dos días se
encontraban allí abandonados, sin que nadie se atreviese a darles sepultura.
Verlos Piñero y mandar que los recogieran,
fue todo uno, ayudando personalmente a la operación, a pesar de las
advertencias que le hacían sus acompañantes, Sin duda esos cadáveres estaban en
estado de putrefacción pues, al retirarse Piñero al templo de San Francisco,
donde habíase establecido un Lazareto, sintióse enfermo y a pesar de la
insinuación que allí se le hiciera no quiso quedarse. Por el contrario,
continuó sus visitas, en medio de la lluvia que, torrencialmente caía esos días
sobre la ciudad inundando sus calles.
Pero al pasar frente a la Escuela Infantil,
sita en la calle Ituzaingó entre las de San Juan y Entre Ríos, sintióse asaz
mal, y penetró en ella por una taza de té, pues ese Establecimiento se había
convertido en algo así como depósito de artículos para asistencia de los
coléricos.
Una vez allí, se le preguntó si deseaba que
comunicaran a su familia lo que le ocurría, para que viniesen a prestarle los
auxilios del caso; pero él deduciendo que
no era nada, se negó, encaminándose hacia la salida con el intento –que
dijo- de ir a visitar a sus hijos que se hallaban atacados de la peste. Mas al
llegar a la puerta fue presa de una descompostura que lo obligó a desistir de
sus propósitos.
Este fue el postrer esfuerzo de Piñero.
Atendido inmediatamente, se comprobó que era
un caso de cólera fulminante. Y a las 7 de la mañana del día siguiente,
entregaba su alma al Creador, en aquella misma casa que él fundara en su
benéfico apostolado de modelador de almas. Ella fue su primera tumba, pues hoy,
debido al amor filial sus restos descansan en el Cementerio de San Jerónimo
Algún día pasarán al panteón de los
CORDOBESES ILUSTRES donde se reunirán las cenizas de los hijos predilectos de
la Provincia de Córdoba.
Transcripción del texto del Album
SOBRE SU PROYECTO DE PLAN Y REGLAMENTOS GENERALES DE ESCUELAS
Nota al Ministro de Instrucción Pública |
Nota al gob.de la Provincia Roque Ferreyra |
De Compilación de Leyes, Decretos, Acuerdos de la Excma. Cámara de Justicia
Fundación Biblioteca Municipal – 27.8.1864
Ordenanza Municipal. Fundando una Biblioteca. Sancionada en la sesión del 27 de agosto de 1861. Por orden del Sr. Presidente de la Municipalidad: Remigio López.
Reglamento para la Biblioteca Municipal : La Municipalidad de Córdoba; reunida en consejo ha acordado y ordena lo siguiente: Art.1º de conformidad con lo dispuesto en el art..3º de la Ordenanza Municipal que aprobó el proyecto y sancionó la fundación de la “Biblioteca Municipal” el presente reglamento se dividirá en dos partes: Organización y Administración. …..
Catálogo Alfabético de la Biblioteca Municipal, fundada el 26 de Agosto de 1864, por Juan Piñero Inspector General de Escuelas de la Provincia.
Catálogo Sistemático de la Biblioteca Municipal, fundada el 26 de Agosto de 1864, por Juan Piñero, Inspector General de Escuelas.
De la Administración de la Biblioteca. Reglamento de la misma. Sobre el bibliotecario y sus deberes. Contabilidad, etc. Firmado por Juan Piñero, en Córdoba, Agosto 31 de 1864.
Proyecto de Plan y Reglamentos Generales de las Escuelas Públicas de Instrucción Primaria de la Provincia y con referencia a las Escuelas Privadas, presentado al Gobierno por Juan Piñero, inspector de escuelas de Córdoba. 1ª Edición 1865. Buenos Aires 1866. 52 pp.
Córdoba septiembre 20 de 1864. Al Sr. Ministro de Gobierno en el Departamento de Instrucción Pública, D. Benjamín de Igarzábal. 20 pp.
Tapa Proyecto- Plan y Reglamentos Escuelas Primarias |
Aprobación del Proyecto Planes Estudios por el Goberrnador |
Plan para las escuelas de niñas |
De los deberes de los padres de familia- Para escuela de adultos y aprendices |
Índice del contenido del Proyecto |
FUNDACIÓN DE LA BIBLIOTECA MUINICIPAL
Ordenanza Municipal-Fundación de una biblioteca. Reglamento para la misma |
Organización y Catálogo alfabétivo de la B biblioteca Municipal |
Catálogo sistemático |
Administración de la Biblioteca |
EL LAICO Y SU APOSTOLADO.
En una licenciatura sobre la Municipalidad de Córdoba, el autor se refiere a la epidemia del cólera, dice "en la emergencia la Corporación contó con la valiosa colaboración de la Sociedad de Beneficencia y de distintos conventos de la ciudad que fueron habilitados como lazaretos, entre ellos San Francisco y La Merced.. A fines de diciembre de 1867, entre el número de víctimas, se encontraban dos municipales." Se informa en "Historia de Córdoba" de E. Bischoff, quien no nombra a los fallecidos, quienes merecen nuestro eterno agradecimiento y que se los recuerde como ejemplo de vida, de amor al prójimo; no es que se contagiaron estando encerraditos en sus casas o huidos al campo, como muchos con cargos hasta gubernamentales lo hicieron; se quedaron cumpliendo una misión, un apostolado. Ellos fueron don Nicolás Peñaloza y Juan Nepomuceno Piñero: del Eco de Córdoba -5 enero 1867. "El último colaborador que nos acompañaba, el digno municipal que se encargara de la dirección del Lazareto de San Francisco, nuestro distinguido amigo el Sr. D. Juan Piñero, ha caído también a los golpes del flagelo.
Dulce es morir por la patria, pero más dulce por la humanidad, y como un creyente sincero.
Para los que así inclinan su frente para no levantarla sino el día de la tremenda ira, en el cielo hay galardones y es cuanto el cristiano puede ambicionar.
Reposad en paz, noble amigo, que la última página de vuestra vida no la olvidarán los que os sobrevivirán, como un ejemplo que legáis a los que ocupan un puesto de honor.
del Eco de Córdoba - 18 de enero de 1867. Hechos diversos.
También la Municipalidad ha pagado en el personal de sus empleados, el tributo debido a la epidemia reinante. Tenemos que lamentar la pérdida de dos municipales, los señores Peñaloza y Piñero y cuatro más.
Excusado es decir y elogiar el noble comportamiento de todos ellos en el desempeño de sus funciones en los momentos más angustiosos para la población.
La gratitud pública en su más alta expresión les corresponde a ellos y si es verdad que moran en la mansión inmortal también lo será que sus nombres no se borrarán jamás de la memoria de cada uno de los que socorrieron con toda prodigalidad y solicitud.
ES DE NOTAR QUE PIÑERO FALLECE EN LA ESCUELA PARA NIÑAS QUE HABÍA FUNDADO.
ººººººººººººººººººººººººººººººººº Juan Piñero del Castillo se cumple la En Nicolás Peñaloza, Juan N. Piñero, los cuatro anónimos (¡y cuántos otros más!) se cumple la más grande entrega: DIOS - PATRIA- FAMILIA, con la propia vida.
PIDÁMOSLE SU AYUDA PARA AFRONTAR ESTE FLAGELO CONTRA LA IGLESIA QUE NOS HA TOCADO ENFRENTAR
¡ VIVA LA PATRIA!
¡OÍD ARGENTINOS EL GRITO DE ATAQUE
CLARINES VIBRANTES NOS MANDA A LUCHAR
POR CRISTO Y SU IGLESIA LIBRAR EL COMBATE
QUE LA PATRIA ANTIGUA RESUCITARÁ.-
CONSERVANDO BIEN ALTO
LA BANDERA SAGRADA
QUE EN LUJAN ES EL MANTO
DE LA VIRGEN AMADA
NUESTRA TIERRA GLORIOSA
PARA SIEMPRE HA DE SER
LA NACIÓN VICTORIOSA
QUE JAMÁS DEJÓ DE VENCER. (bis)
DE PIE JUVENTUDES, VENID CON NOSOTROS,
LIBRAD EL COMBATE LOS HÉROES ESTÁN
CON DIOS EN LA GLORIA
SIRVIENDO DE EJEMPLO
EN EL RECTO TEMPLO DE LA CRISTIANDAD.
CONSERVANDO BIEN ALTO
LA BANDERA SAGRADA
QUE EN LUJAN ES EL MANTO
DE LA VIRGEN AMADA.
NUESTRA TIERRA GLORIOSA
SIEMPRE HA DE SER
LA NACIÓN VICTORIOSA
QUE JAMÁS DEJÓ DE VENCER. (bis)
¡ VIVA LA PATRIA !!!
Poesía del Padre Julio Meinvielle
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